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Mostrando entradas de 2012

VIENTOS PROPIOS

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A veces uno vive como un robot. Los pensamientos nos desconectan de la vida y nos perdemos en las listas de deberías y del tengo-que-hacer. ¿Cuanto tiempo vivimos conforme a nuestras auténticas prioridades y valores, y no según criterios heredados o impuestos por la sociedad? Demasiado poco. Tomamos como propias las normas del afuera y no sabemos decir "no" a quienes esperan algo de nosotros: padres, hijos, amigos, jefes... Así que nos esforzamos, conseguimos las metas que imaginamos nuestras, competimos por ellas y cosechamos  el éxito, un éxito que cuando llega entonces se torna ajeno porque nunca ha sido personal. Olvidamos que lo mejor es enemigo de lo bueno. Y cuesta determinar qué nos da esa felicidad interior, esa sensación de paz que surge cuando dejamos de contemplar la vida como una lucha y nos dejamos llevar por su río, por su fuerza. Las exigencias externas consiguen desconectarnos de nosotros, cuesta apropiarse del tiempo... En definitiva es todo un r

LO BUENO DE LO MALO

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¿Existiría la cenicienta sin su cruel madrastra? ¿Qué sería del cuento de los tres cerditos sin un lobo feroz? ¿Habría un héroe sin una aventura que superar o un obstáculo a vencer? Cualquier relato, cualquier guión de vida resultaría insulso sin al menos un episodio que generara cierta incertidumbre, tensión, miedo, dolor... Se puede dudar si uno es el protagonista, pero no si se es el lector. Cuando era pequeña y oía al final del cuento aquello de "fueron felices y comieron perdices", me tranquilizaba, sí. Pero ahora sé que para que fuera posible debería pararse el tiempo, la vida, sólo así la pareja podría sentir siempre el amor y la felicidad con la misma intensidad que albergaban en ese momento. Situémonos por un instante en ese lugar donde las personas sólo pueden contemplarse como justas porque otras parecen no serlo, un escenario donde los comprensivos no tienen sentido sin los desaprensivos... Todo ello con una simple intención: explicar que si la vida estuvi

AMAR LO QUE ES

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"Cuando amas lo que es, vivir en el mundo se convierte en algo muy simple porque comprendes que todo es exactamente como tiene que ser", escribe Byron Katie en "Mil nombres para el gozo" (Ed. La liebre de marzo). Por su misma simplicidad cuesta seguir las enseñanzas de esta mujer que como otros maestros señala que el sufrimiento ante la realidad sólo aparece cuando no aceptamos la vida tal como llega, cuando nos peleamos con lo que está pasando, con las emociones que nos embargan y creemos que siempre somos dueños y señores de cambiar las cosas, de controlar nuestra vida y la de los demás. ¿Es pasividad dejarse llevar por el río de la vida como si estuviéramos en una balsa? A veces pienso que sí y otras siento que es la única salida para dejar de vivir la vida como una lucha continua. Me peleo para encontrar trabajo, me fuerzo para encontrar pareja, me peleo para recuperar la salud, lucho para conseguir una meta y después otras y otras... y tras ellas estoy conven

LA LOCURA QUE CURA

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Imagina por un momento que has perdido la sensatez y prudencia que te caracterizan, que te has vuelto completamente loco o loca. ¿Qué harías? Ya no piensas en aquello que es correcto o incorrecto, bueno o malo, beneficioso o pernicioso, permitido o prohibido... Simplemente estás tú con tus deseos oscuros, con tu impulsividad. Te has dejado apoderar por el sinsentido, por el capricho. No hay un porque escondido a lo que haces. ¿Qué te viene a la cabeza? Intenta no reprimirte, sólo estás fantaseando. ¿Qué ocurre? "Si estuviera completamente loca/loco, yo..." Seguro que los finales de esta frase te dan pistas sobre tus deseos más auténticos y te acabas desidentificando de quién eres y de aquello que se espera de ti, pero descubres algo que valía la pena porque también eres tú. Decía el irreverente Guillermo Borja en su libro La locura lo cura : "Si yo tengo que controlar mi pensamiento, mi emoción y mi acción, es que hay algo irresuelto en mí. La presencia, la transparenc

LA BELLEZA DEL UNIVERSO

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Algunos días acabo preguntándome qué quiero poner de bello en mi vida para nutrir y nutrirme. Quiero la belleza que está en mi hija, la que siento en mis amigos, la que me dan los momentos de intimidad que comparto, la que me regala la danza, la música, el cine.. Durante el curso de acompañamiento al duelo en el centro VIDA impartido por Mónica Cunill también podía acariciar esta belleza que anhelo en la comunión de almas que llegó a producirse entre todas las mujeres del grupo. Era como si hablando de la muerte y del dolor que ésta despierta, pudiéramos adentrarnos , cogidas de la mano y sosteniéndonos las unas en las otras, en el gran misterio de la vida. La compasión era nuestro guía en un universo absurdo que en esos momentos se llenó de sentido. El latido invisible de la vida y de la muerte se confundía con el de nuestro corazón porque lo teníamos todas tan abierto que parecía que llevábamos dentro a la humanidad entera sin que nos pesara. Yo sentía un profundo respeto por

ALEGRÍA DE VIVIR

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La entrega es básica para conseguir entender los mensajes escondidos que trae la vida. O somos obtusos en comprender las señales o el universo debería expresarse más alto y más claro. Sin embargo suele ser una discusión perdida, un combate dialéctico tan estéril como el que mantengo cada día con mi hija adolescente, que diga lo que diga, haga lo que haga, siempre tiene la razón, y lo que es peor, siempre quiere tener la última palabra. Resulta agotador. La vida a veces toma este sesgo. Uno se cansa y se rinde ante la lucha que implica comprender su sentido. Tal vez esta es la primera gran equivocación buscar un por qué y empeñarse en tomar una dirección. Vivir es simplemente vivir. Estar vivo es vivir. Nada más y nada menos que tener la posibilidad de sentir, gozar, estar... Son palabras que han sido tan utilizadas últimamente que han perdido fuerza, hay que experimentarlas para conocer su significado. A veces veo más claro cuando cierro los ojos y miro hacia dentro. En estos días

EL PODER DE LOS NIÑOS

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Con tan sólo seis años Sara se había convertido en la gran protectora de su madre. La veía desesperada y fuera de sí. Ella era una niña, pero sentía que sus padres la necesitaban y, con la ingenuidad propia de la infancia, estaba convencida de que tenía el poder de cambiar el rumbo de las cosas. No era consciente de sus limitaciones. O tal vez ella estuviera en lo cierto y este poder siga en nosotros siempre, aunque lo hayamos olvidado como hacemos con otros dones que no aprovechamos "porque ya somos adultos". Sara los sentía en su interior y como todos los niños percibía lo invisible. Sabía que tenía que actuar porque su madre estaba a punto de romperse. La miraba con sus ojos redondos de niña despierta y le decía sin pronunciar palabra: "Madre yo te sacaré de aquí. No te preocupes de nada, yo estoy aquí". Esa misma noche había soñado que era una chamana. Su abuela había llegado a sus sueños y le había susarrado al oído: "Sara no te preocupes, tú eres u

EL GRITO DE MUNCH

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El cuadro "El grito" de Much siempre me emociona. Me despierta mis peores fantasmas porque para mí representa la angustia que a veces despierta la vida, la soledad existencial que todo ser humano experimenta en un momento u otro a lo largo de su aventura de vivir. Una soledad que surge de la conciencia -privilegio y tortura de los seres humanos- que se pregunta que representa existir, o lo que es lo mismo, morir un poco a cada instante. Me acuerdo que cuando me planteaba tener un hijo me angustiaba seriamente la idea de que, desde el momento de la concepción este nuevo ser empezaba a morir. La muerte está también presente en cada decisión que tomamos: hay que aprender a renunciar a otros caminos que ya no podremos recorrer ni saborear.  Quien más soledad existencial experimenta es aquel que no se atreve a vivir con plenitud, quien siente más miedo a la vida que a la muerte, porque por miedo al fracaso no se arriesga, por no sufrir no explora ni experimenta, por no hace

MIRAR AL SOL

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Ya lo expresa así Irvin Yalom: mirar de cara a la muerte todo el tiempo es como mirar al sol de frente, sólo puede soportarse un rato. Sin embargo vivir de espaldas a ella, como se suele hacer en nuestra sociedad occidental, tampoco es posible. Tarde o temprano la muerte se cruza en nuestro camino. Podemos seguir jugando como niños a simular que no está. Incluso escondernos tras la excusa de las obligaciones para no ir visitar a aquel familiar que está enfermo, para no acompañarlo en este trance porque el dolor que representa su perdida no se puede afrontar. También uno puede decirse que no pasa nada cuando alguien muy querido se va, que todo está bien. Tampoco suele ser tan fácil. Todos los mecanismos de defensa son lo que son, defensas que unas veces nos ayudan a vivir y otras nos impiden sentir. Pero a veces esta anestesia pierde su efecto. Y a uno no le queda más remedio que mirar al sol de cara aunque le ciegue. La muerte forma parte de la vida y ser conscientes que tenemos fech

YO, TÚ, NOSOTROS

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He descubierto una nueva perspectiva de la soledad: la dificultad de integrar el nosotros . Nos cuesta vaciarnos de nuestros discursos internos, de esa jaula que nos mantiene presos cuyos barrotes están conformados por pensamientos repetitivos. Pero la dificultad más grande está en establecer relaciones en las que entendamos el significado de la palabra nosotros . Me di cuenta hablando con mi amigo Damas Basté, experto en coaching. ¿Qué les pasa a muchas personas que hoy han optado por la soledad como forma de vida? Empiezan con una relación llena de dependencia en la que regalan al otro todo el poder de decisión. A veces se esconden detrás de la pareja simplemente por miedo a coger las riendas de su vida. También por comodidad. Esperan que el otro les traiga la felicidad y después cuando ésta irremediablemente no llega o se desvanece le culpan de los fracasos y de su vacío. Comprenden poco a poco, y no sin dolor, que deben hacerse cargo de su vida, que el otro simplemente no ha na

SOLEDAD

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La primera vez que percibí la soledad de manera contundente tenía dieciocho años. Acababa de romper con mi primer novio y el dolor no me dejaba ni de día ni de noche. Curiosamente uno a veces acaba con el tiempo acostumbrándose a ese dolor pero en ese momento estuve varias semanas sin dormir y a pesar de que toda mi familia se volcó para sacarme de pozo en el que me sumergí no podían sostenerme. Recuerdo estar en el sofá de casa de mi padre ausente, abstraída completamente cuando me di cuenta de que la única que podía salvarme era yo. Podía seguir allí o salir hacia adelante. Podía optar por la locura o por la vida. Todo dependía de un pequeño hilo al que podía cogerme o no. Nacemos y morimos solos, y lo hacemos una y otra vez porque podemos compartir la vida y el dolor con los demás sólo hasta cierto punto. Por eso la amistad y el amor son un tesoro. Con ciertas personas uno es capaz de conectar incluso cuando ha pasado horas y horas encerrado en su jaula mental. Cuando veo a alguie

VIVIR DESDE LA TERNURA

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A veces, cuando me vacío de mis eternos discursos internos, me sucede algo maravillosamente sobrecogedor: veo al otro con los ojos del corazón y me comunico con él desde el alma. Es algo mágico que  tal vez dura unos segundos, tal vez unas horas . Me invade una inmensa ternura que se expande por todo el cuerpo derramándose hacia al mundo como la ola del mar que llega a la orilla. Es una sensación de plenitud que me sorprende por su suave intensidad y por su efecto sanador para mí y también para quien recibe esta forma de amor que acepta sin juicios, que ama sin expectativas, que comparte sin más, que cuida por cuidar. Es la ternura con la que la madre abraza a su bebé contra el pecho y lo sostiene una y otra vez tantas veces como haga falta. Sin esperar nada a cambio amando de manera incondicional. ¿Qué difícil y qué fácil es conectar con este sentimiento?  Con unas pocas personas me ocurre siempre. Con el resto d epende sobre todo de una actitud: no pretender, escuchar renunciando a

PARAR Y SABOREAR

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Querido futuro quiero aparcarte y no tenerte más en mi mente. Prefiero abrir los ojos, concentrarme en las sensaciones del hoy y percibir con el corazón todo aquello que vive a mi alrededor aquí y ahora. No voy a seguir especulando sobre lo que ha de venir. Hacer de vidente ha sido mi vocación durante mucho tiempo, controlar es mi afición preferida, mientras este instante es este instante y no volverá. ¿Cuántas veces más podré disfrutar de mi hija aquí al lado mientras se sumerge en un vídeo-juego y las dos nos dejamos querer por esta lluvia que nos obliga a encerrarnos en casa? Contemplo las fotografías de ayer y me doy cuenta del poco valor que le di a ese momento que ahora me despierta cierta nostalgia. Cuesta aprisionar el tiempo y las vivencias. Por eso me gusta escribir. Me ayuda a fijar lo que vivo, a poner el tiempo entre paréntesis. La mujer veloz dedide pararse, comprende que las prisas son una excusa para seguir anestesiada. Y con el descanso tal vez el corazón deje de vi

LAS CURVAS DEL CAMINO

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Mirando al horizonte veo un camino que a veces se abre y otras se cierra, un recorrido que se llena de curvas que aceleran el corazón y de rectas que dan descanso pero me aburren... Y siento claramente que me equivoco cuando me preocupa más el destino, cuando me obsesiono por descifrar con precisión cómo será el lugar hacia a dónde me lleva. Me prefiero cuando soy capaz de vaciarme y saboreo cada detalle que encuentro a mi paso sin  preocuparme del después. Como un autista que sale de su prisión me encanta dejarme llenar por los colores rojizos del paisaje; por el sol que me acaricia la piel dándome alegría y de luz como una madre cuando abraza a su bebé; de los aromas que me llevan por sorpresa a un recuerdo, a una emoción... ¿Cómo conseguir vaciarse de los pensamientos para continuar siempre en las sensaciones, en la experiencia, en la simple vivencia? ¿Cómo estar siempre presentes? A veces necesitamos lecciones dolorosas para vaciarnos de nosotros mismos y ver claro. Son muchos lo

LA VIDA DE LOS CISNES

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Me contaba en una entrevista  Boris Cyrulnik, psiquiatra conocido por desarrollar el concepto de resilencia: "Había  una vez una mujer que con 16 años se planta ante el mundo y escribe: "Mírame, ¿cómo quieres que alguien quiera a una mujer como yo, fea y tan poco interesante?". La mujer que escribió esto se llamaba Marilyn Monroe". Realmente el dibujo que nos hicimos de nosotros mismos cuando niños puede acompañarnos toda una vida. Nos ponemos ante el lago en busca de nuestro reflejo una y otra vez y no somos capaces de ver el cisne que somos, aunque esté ahí porque el patito feo ya desapareció hace tiempo. Afortunadamente la vida siempre nos da una nueva oportunidad de comprobar la verdad. Eso sí hay un momento en que parece que pide que te comprometas definitivamente con ella. Te grita a su manera para que reacciones, la abraces, le digas y te digas: "Me quedo y voy a disfrutar de lo que soy y de lo que me das". Por la misma inercia, a veces es más f

NI PLACER NI DOLOR

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Dejar ir, dejar venir. Sin buscar, sin pretender cambiar nada. Como si uno estuviera tumbado al sol dejando que éste lo impregnara con su calor, con la vida y la luz que transmite. Y quedarse ahí estando con lo que hay, aceptar sin pelearse con lo que vives, con lo que sientes, lo que te dicen, lo que te dices... Como si pasaras una gripe en la que te rindes al cansancio y a la fiebre. Sería como trascender la realidad siendo observador y protagonista al mismo tiempo. Un protagonista que percibe lo que le ocurre como si el afuera hablara de su interior, como si los acontecimientos fueran una simple película de todo aquello que tengo pendiente. Pero no por ello conviene que me apresure a resolverlo. El no hacer y el no esperar son mis aliados. Dice Buda que el hecho de sufrir no indica necesariamente que algo esté equivocado. Propone más bien desengancharse de la necesidad de placer, de la necesidad de esperar algo mejor, del impulso de huir del dolor... Relajarse ante la paradoja, la

¿EL MUNDO SE ESTÁ BORRANDO?

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De unos meses a esta parte a veces me invade la extraña sensación de que una mano invisible utiliza una poderosa y caprichosa goma para ir borrando poco a poco aquello que uno creía que era seguro y permanente, aquello que uno estaba convencido que formaría parte de él durante toda la vida. "Mira hacia tu interior", me dice mi amiga Sara. "Seguro que allí encuentras un espacio donde nada ha cambiado y la paz sigue ahí". "Y es que muy pronto tan sólo nos quedará mirar hacia adentro porque no reconoceremos nada del afuera", le contesto irónica. Chögyam Trungpa Rinpoche asegura que cuando el miedo nos invade lo único que nos queda es intimar con él, reclinarnos sobre los puntos más afilados y considerar el caos como una muy buena nueva. Entonces se puede empezar a dejar espacio para convivir con la incertidumbre y el no saber. Estamos más que nunca en el presente. Y en el presente auténtico en el que uno ni puede volver atrás ni puede planificar, bastante

LÍMITES Y ABISMOS

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Sentía que había llegado al final de un camino, que había alcanzado la cima de una montaña... Podía avanzar, pero había el peligro de caerse. Además con la altura y el esfuerzo se había mareado ligeramente. Miraba hacia abajo y parecía que el mundo había empequeñecido de golpe. A su alrededor había otras personas que escalaban otras cimas como ella había hecho, pero parecían muñequitos articulados pegados a una pared.  Hacía un sol que rejuvenecía por dentro. El aire no era frío. Se sentó en la roca y cerró los ojos. En su interior todo empezó a dar vueltas como si se hubiera sumergido en una centrifugadora. Las imágenes se sucedían una tras otra, pero se detuvo en una que especialmente relacionada con lo que ahora experimentaba. Bailaba con los ojos cerrados, necesitaba buscar el apoyo de la pared y cada paso que daba dirigiéndose hacia donde creía que se situaba el límite era un salto al abismo, un abismo como el que estaba ahora ante ella. Cada pequeño avance estaba lleno de co

RECUPERAR LA FASCINACIÓN

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Cuando veo esta fotografía no puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápidamente. Ya sé que suena a tópico, pero recuerdo como si fuera ayer el primer día que vi a Arti cuando llegó de la India convirtiéndose en mi hermana de la noche a la mañana. Ella tenía 8 años. Mi hija que entonces tenía 4 y no paró de llorar como si anticipara que se le habían acabado los privilegios propios de ser nieta e hija única. Poco después mi hermano y yo llevamos a Arti a Sitges. Allí ella contempló el mar por primera vez. Llena de emoción e incapaz de poder expresar con palabras lo que sentía  -aún no hablaba catalán- se dedicó a labrar en la arena el símbolo de Om para borrarlo enseguida y volverlo a dibujar una y otra vez mostrando lo efímero de las cosas que suceden en la vida. Siempre creí que era también su manera de agradecer a Dios el hecho que le hubiera concedido por fin una familia después de tantos años de anhelo y de rogar por ello. No paraba de saltar, bailar, reír, tocar la arena, moj

EL MUNDO Y YO

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A veces contemplo el mundo como cuando era una niña, con una mirada atónita que busca entender, pero que también encierra cierto miedo y distancia por todo lo que ocurre a mi alrededor . Observo, intento adivinar casi desesperadamente lo que pasa por la mente de los adultos que me rodean, me empeño en dilucidar qué les mueve a actuar como lo hacen, pero como si yo no formara parte de ellos ni fuera de su misma especie. Les miro como el extraterrestre que aterriza por primera vez en la Tierra y descubre el género humano por primera vez. Efectivamente hay siempre una parte de mí que se siente fuera y que no quiere pertenecer. Es una parte indefensa e incapaz de contactar realmente con las personas con las que convivo por muchas horas que pase con ellas. Observo lo que ocurre a mi alrededor como si entre yo y la realidad hubiera un cristal infranqueable que me permite ver e incluso experimentar, pero me impide participar, incidir, compartir. Es mi burbuja particular, una burbuja que me