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Mostrando entradas de diciembre, 2011

ESPALDAS BELLAS

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La primera vez que quedé cautivada por la belleza de una espalda fue en el Museo Rodin de París donde, entre las muchas esculturas llenas de vida y sensualidad que alberga este precioso recinto, llamó especialmente mi atención la de una mujer cuya espalda se desvanece hacia adelante dejando al descubierto las curvas de sus omoplatos, conformando su columna un río lleno de recovecos que llega hasta las caderas y muere en las nalgas. En mi fantasía esta mujer acaba de hacer el amor y ha sido presa de la melancolía mientras su amante la contempla sin conseguir penetrar en ella más de lo ya hizo. Me conmueve profundamente. Muy distinto es el sentimiento que despierta la espalda de Gala pintada por Dalí mirando un espejo invisible. Gala, a pesar de estar de espaldas, contempla el mundo de cara llena de fuerza, dignidad e incluso orgullo. Para mí está lejos de la inocencia y la capacidad de sorpresa del óleo conocido como "Muchacha en la ventana", una muchacha cuya mente se pierd

EL PESO DEL OLVIDO

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"El olvido está lleno de memoria", escribe Mario Benedetti. Y aunque parezca mentira -y sobre todo no queramos admitirlo-, las vivencias que más nos empeñamos en alejar del presente son aquellas que más determinan nuestro día a día. Estos olvidos tiñen cada situación de un color, sin que seamos capaces de percibir otros matices. Son estos olvidos los que doblan nuestra espalda, cargan nuestros hombros, se posan en cada arruga del rostro y crean la mirada que ofrecemos al mundo. Lo que uno más lucha por hundir es lo que más emerge en la superficie. Y como un iceberg avanzamos a pesar del lastre sobre aguas densas y turbias. Me gusta la gente que intenta iluminar la oscuridad de estos olvidos, que desearía verlos de frente, vaciar el océano de agua para descubrir todo lo que el iceberg esconde. Tengo la fantasía de que entonces uno camina más ligero y que el olvido se convierte en historia y conforma una identidad. 

FLOTAR SIN PENSAR

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Anticiparse, controlar, saber prevenir, pueden ser buenas consignas en determinados ámbitos de la vida, pero en otros estas premisas resultan más un impedimento para que surja el disfrute que una recurso útil. Dejarse llevar, ceder el control al otro, fluir con lo que el día a día va trayendo puede constituir una experiencia que nos permita cambiar el estado de alerta permanente por el relax. "Esto es propio de gente inconsciente", dirán muchos. Puede. Pero, ¿cuántas cosas importantes dependen auténticamente de mí? ¿Fue mi voluntad la que eligió nacer en el primer mundo y no en la India? ¿La que escogió la familia que tengo? ¿Cuántas cuestiones básicas están realmente bajo mi control? Actualmente creo que pocas. Y me pregunto si puedo vivir como si flotara boca arriba sobre el agua del mar como hago en verano. En esos breves instantes siento intensamente el sol en el trozo de mis mejillas que ha quedado sin sumergir, noto el vaivén del agua acariciándome la piel y cómo los

LOS PUENTES DE LA AMISTAD

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Por muchas redes sociales que se creen, por mucho que se diga, no es fácil tener amigos de verdad, amigos de aquellos que te escuchan, de aquellos que no te cansas de escuchar. Amigos que con el paso del tiempo y muchos cuidados se convierten en hermanos del alma, amigos que te conocen más que tú mismo, que te dicen lo que necesitas oír aunque no te guste, que te ayudan a ordenar los pensamientos cuando se enredan, que te abren la mente sacándote de su jaula... Por eso, cuando un encuentro así se produce yo siento lo mismo que cuando me enamoro, recupero la alegría de vivir, me siento eufórica, feliz, completa. Porque la amistad auténtica es uno de los mejores antídotos que existen contra la soledad propia de la condición humana. El encuentro con un amigo auténtico, aquel con el que puedes hablar de lo más trivial y anecdótico y al instante siguiente abrirte sin tapujos -y con más franqueza si cabe de la que puedes tener contigo misma- es una de las cosas que más placer me produce. E

MAL DE AMORES

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«El amor es la alegría de que el otro exista», escribe el filósofo André Comte-Sponville. Pero, ¿es éste un sentimiento frecuente en la pareja? Me parece que es más corriente perderse en exigir al otro que cambie y actúe de una forma diferente a la que le es natural que simplemente gozar de esta alegría. Más que amar, deseamos que  el otro se amolde a nuestras expectativas. Así, unos de los primeros pasos para ver al otro y quererlo de verdad  sería renunciar a las fantasías sobre cómo necesitamos que sea. Al fin y al cabo nadie ha nacido para cumplir expectativas, y mucho menos las de otro. Cabría plantearse d ejar menos espacio al «yo» para integrar el «tú».  Me comentaba Giorgio Nardone en una entrevista sobre su libro "Los errores de las mujeres en el amor": " Está claro que ésta es una época difícil para el amor y lo que más lo dificulta es la evolución del rol de la mujer y las consecuencias que esto ha tenido para el hombre. Ahora l as mujeres triunfadoras pref

¿POR QUÉ CREER?

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Cuando estuve en la India la espiritualidad podía palparse en cualquier esquina. Hasta los más desamparados e injustamente tratados por la vida estaban convencidos de la existencia de dios, a quien veneraban y traían ofrendas a costa de pasar más hambre aún de la que ya había hecho mella en sus cuerpos. No se peleaban con su cruel destino, parecían aceptarlo con humildad y alegría. Nunca pensé que el poder de la fe pudiera llegar a hacer sonreír tanto a quienes la abundancia tenía nombre de miseria y enfermedad. Y es que seguramente nos abrimos más a dios y a la religión cuando la vida se complica, así conseguimos darle un sentido a nuestro sufrimiento y no perder la esperanza de que en algún momento -aunque no sea en esta dimensión- estaremos mejor. Esta creencia nos salva del abismo del absurdo del que habla Camus. El filósofo y escritor francés que incluso con su muerte, fruto de un atropello, nos proporciona argumentos para pensar que nada tiene sentido.  Muchas personas del pr

REFLEJOS Y CAMINOS

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No siempre sé hacia dónde voy. Y no es algo trivial. Recuerdo que en una de las entrevistas que le hice a Jorge Bucay él definía la felicidad como la serenidad que se siente cuando uno sabe que se encuentra en el camino correcto. ¿Significa esto que si tuviera un objetivo en la vida sería más feliz? A mi alrededor hay muchas personas que viven con objetivos concretos, bien definidos, con fechas de vencimiento y etapas programadas. Cada uno de sus pasos es más firme y seguro que mi deambular, pero cegados por el reflejo de su meta, me parece que no disfrutan del trayecto ni se entretienen descubriendo a alguien que inesperadamente se cruza en su viaje. Yo ando a menudo sin rumbo. De hecho me relaja pasear sin dirección. "Tu problema es que buscas, pero en realidad no deseas encontrar", me decía una amiga. Puede. Porque eso significaría enmarcarse y la definición me asusta. Me gusta perderme en mí misma y en los demás, vivir con la ilusión de que el río de la vida me empuja -

VENTANAS ABIERTAS

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Asomada a la ventana, incluso ante esta maravillosa vista, siempre soy víctima del vértigo. Siento unas aleteantes mariposas en el estómago porque me asaltan pensamientos "impuros" y preguntas cómo: "¿qué sería tirarse?". Nunca lo haría, es un simple pensamiento, una fantasía. Pero en el día a día bromeo a menudo con la frase: "Me tiraré por el balcón..." Y algo delata todo esto de lo que se fragua en mi inconsciente porque el personaje protagonista de mi novela A Solas, Martina, acaba muerta al caerse desde una terraza. Victor Frankl, el autor de El hombre en busca de sentido preguntaba a menudo a sus pacientes: "¿Por qué no se suicida usted?". En función de la respuesta, la terapia que seguía con ellos tomaba uno u otro camino. Yo me hago a menudo esta pregunta, sobre todo cuando a veces la vida pesa más de la cuenta, cuando me olvido de que vivir es vivir, no es pensar ni hacer, sino simplemente estar presente. Soltarse. Disfrutar. Mirar al

MIRANDO EL MAR, CONTEMPLANDO LA VIDA

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Contemplar el mar es como contemplar la inmensidad de la vida. Al lado del mar mi mente se vacía de pensamientos y puedo dejar de estar presa de mi cabeza. A veces  contemplamos el mundo como si éste estuviera empeñado en defraudarnos, le recriminamos una y otra vez el hecho de que no se ajuste a nuestras expectativas, nos creemos el centro de todo y las únicas víctimas del planeta. Una desgracia justifica que nos encerremos a cal y canto en nosotros mismos. “Me acostumbré. Es difícil no creerse superior cuando uno sufre”, escribe Marguerite Yourcenar en Alexis o el Tratado del Inútil Combate . Pero ante el mar me es imposible creerme el ombligo del mundo. Me siento pequeña, percibo claramente que la vida es mucho más de lo que yo puedo entender. Y amo el mar, amo el mundo, estoy más cerca que nunca de amar lo que es. “Todo aquello que sucede en cuanto puedo decirle sí se convierte en una fuerza; en cuanto lo rechazo o lo perdono quedo débil, me pongo por encima y a la vez quedo pequeñ
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NUEVA ESPIRITUALIDAD Es posible vivir de espaldas a Dios, pero la vida se hace más cuesta arriba que un lunes cuando damos la espalda a nuestra espiritualidad. Nuestra fría sociedad occidental lo está entendiendo: se enamora de la India y de su trascendente forma de comprender la vida al tiempo que el acelerado y materialista ritmo de vida empieza a hacer mella en nuestras almas. Excesivamente volcada en el culto a la imagen y al triunfo exterior nace una nueva espiritualidad para calmar una sed de respuestas y de búsqueda de sentido. Centros de crecimiento personal, retiros a monasterios, practicas como el yoga, la meditación y otras técnicas que propician una mirada hacia el interior de la persona y que permiten una mejor armonización de ésta con el universo son algunas de las últimas tendencias para abrirse a la espritualidad, una inquietud inherente al ser humano, una nueva forma de buscar la felicidad.