LAS CURVAS DEL CAMINO
Mirando al horizonte veo un camino que a veces se abre y otras se cierra, un recorrido que se llena de curvas que aceleran el corazón y de rectas que dan descanso pero me aburren... Y siento claramente que me equivoco cuando me preocupa más el destino, cuando me obsesiono por descifrar con precisión cómo será el lugar hacia a dónde me lleva. Me prefiero cuando soy capaz de vaciarme y saboreo cada detalle que encuentro a mi paso sin preocuparme del después. Como un autista que sale de su prisión me encanta dejarme llenar por los colores rojizos del paisaje; por el sol que me acaricia la piel dándome alegría y de luz como una madre cuando abraza a su bebé; de los aromas que me llevan por sorpresa a un recuerdo, a una emoción... ¿Cómo conseguir vaciarse de los pensamientos para continuar siempre en las sensaciones, en la experiencia, en la simple vivencia? ¿Cómo estar siempre presentes? A veces necesitamos lecciones dolorosas para vaciarnos de nosotros mismos y ver claro. Son muchos lo