MAL DE AMORES

«El amor es la alegría de que el otro exista», escribe el filósofo André Comte-Sponville. Pero, ¿es éste un sentimiento frecuente en la pareja? Me parece que es más corriente perderse en exigir al otro que cambie y actúe de una forma diferente a la que le es natural que simplemente gozar de esta alegría. Más que amar, deseamos que el otro se amolde a nuestras expectativas. Así, unos de los primeros pasos para ver al otro y quererlo de verdad sería renunciar a las fantasías sobre cómo necesitamos que sea. Al fin y al cabo nadie ha nacido para cumplir expectativas, y mucho menos las de otro. Cabría plantearse dejar menos espacio al «yo» para integrar el «tú». 
Me comentaba Giorgio Nardone en una entrevista sobre su libro "Los errores de las mujeres en el amor": "Está claro que ésta es una época difícil para el amor y lo que más lo dificulta es la evolución del rol de la mujer y las consecuencias que esto ha tenido para el hombre. Ahora las mujeres triunfadoras prefieren al macho débil, así gustan de tener el control. La frustración viene después. Porque cuanto más poder tiene la mujer, menos se responsabiliza el hombre y más acusa la mujer la carga que lleva". Nardone asegura que en el amor hay un constante juego de seducción, una complicidad y un compromiso de exclusividad. A mí durante mucho tiempo me fascinó la extraña -y seguramente poco factible- fórmula que encuentra la protagonista de "Mal de amores", la novela de Ángeles Mastretta: ser feliz con un hombre en su día día y dar rienda suelta a la pasión -de vez en cuando y sin esconderse- con otro hombre con el que nunca había podido construir nada.  

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