EL TIEMPO
El tiempo es como un río que nos
arrastra hacia la muerte, hacia lo desconocido, hacia ninguna parte y escribir
me consuela. Es mi forma de construir diques para recoger esos instantes de la
vida que siento que se me escapa como la arena de la playa entre los dedos. Estoy
convencida que mi padre decidió convertirse en fotógrafo con la misma intención:
congelar el tiempo e inmortalizar esas muecas irrepetibles, esos gestos que nos
caracterizan, esas miradas que a veces no vuelven más. Caras que no nos hemos
visto, emociones que hemos experimentado sin darnos cuenta. Escribir y
fotografiar son dos formas de dejar una huella de las vivencias que nos han
moldeado, de encuadrarlas, ordenarlas e interpretarlas. Él paraba el tiempo con
su cámara, yo lo recorto con el lenguaje. Escribo para volver a vibrar con el
pasado y para digerir la vida que no he podido masticar adecuadamente tal vez
por la prisa, por la inconsciencia, por el exceso de trascendencia de lo
sucedido. Escribir me permite sentir que además de sobrepasarnos y esculpirnos
a su antojo, la existencia puede reflexionarse y retratarse desde el interior.
Escribir es traer al presente lo ya no es. Tengo la fantasía de que así lo que
quedó dentro de mí de ese pasado puede volver a vivirse, a tocarse y releerse.
Muy buena reflexión. El tiempo es lo más valioso que tenemos en esta vida, porque el tiempo es nuestra vida. No importa dónde vives, o cómo vives. Lo importante es que aproveches al máximo tu tiempo, lo gestiones y lo disfrutes al máximo posible.
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