PARAR Y SABOREAR

Querido futuro quiero aparcarte y no tenerte más en mi mente. Prefiero abrir los ojos, concentrarme en las sensaciones del hoy y percibir con el corazón todo aquello que vive a mi alrededor aquí y ahora. No voy a seguir especulando sobre lo que ha de venir. Hacer de vidente ha sido mi vocación durante mucho tiempo, controlar es mi afición preferida, mientras este instante es este instante y no volverá. ¿Cuántas veces más podré disfrutar de mi hija aquí al lado mientras se sumerge en un vídeo-juego y las dos nos dejamos querer por esta lluvia que nos obliga a encerrarnos en casa? Contemplo las fotografías de ayer y me doy cuenta del poco valor que le di a ese momento que ahora me despierta cierta nostalgia. Cuesta aprisionar el tiempo y las vivencias. Por eso me gusta escribir. Me ayuda a fijar lo que vivo, a poner el tiempo entre paréntesis. La mujer veloz dedide pararse, comprende que las prisas son una excusa para seguir anestesiada. Y con el descanso tal vez el corazón deje de vivir constreñido y apretado, amplíe su latido, la respiración y me permita contemplar más nítidamente este horizonte lleno de cielo, de sol, de vida y amor. 

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