UN PASEO POR EL CIELO
Esta noche, como otras tantas noches últimamente, no podía conciliar el sueño y me has venido a la cabeza. No es algo nuevo. Me acompañas siempre. Pronto hará un año que te fuiste y muchas partes de mí que tú nutrías y mantenías vivas siguen huérfanas y yermas, pero me sigues susurrando al oído continuamente lo que te viene como cuando estábamos juntas, esté donde esté, en cualquier momento y en cualquier circunstancia. A veces resulta de lo más surrealista, como si tuviera otro yo que me observara des de lejos para darme una nueva perspectiva de mi vivencia. Lo haces con esa ironía que te caracterizaba y esas ganas de encontrarle la punta a todo con esa parte de niña traviesa y gamberra que siempre estaba presente en ti -¿Has visto ese tío? ¡Qué feo! -Silvita, nena, se te está pasando la vida detrás de la pantalla del ordenador y ahí fuera está la preciosa primavera. ¿Esta también te la vas a perder? ¿Te acuerdas de cuando no venías a la playa con Sara y conmigo porque tenías traba